martes, 18 de mayo de 2010

A n t o f a g a s t a , un gigante en velo

Viajé desde el interior del desierto a la costa, sudando un largo camino acompañado por el sol para saciar mi sed en las costas de Antofagasta...al ver ese mar azul aparecer por entre las quebradas vuelvo a iluminarme y disponerme al encuentro de los velos blancos del viento: la fragata del bicentenario proveniente del sur de esta faja.

Y es que este evento devolvió una vida perdida a la ciudad de las costas cicatrisadas por la roca...Antofagasta una gigante de hormigón , fue totalmente sedusido por estos velos y la gente concurrió como una masa a sus costas...devolviéndole esa mirada cercana al mar que desde los cerro se vuelve lejana y aveces ausente....como si el desierto se la robara..

En la mañana me despiertan sus bocinas...un velo eterno se mueve sobre el mar...es como si las carabelas volvieran  a estos territorios desolados..recordando un viaje marítimo fundacional, fundacional de la cultura mestiza....realmente sentí una gran emoción.

Al encaminarme al puerto de Antofagasta, ubicado en la zona central de la bahía me encuentro con que la zona de desembarco de carga traída por los habituales buques, se ha convertido en un espacio  mágico adornado por gigantes....



Las grúas saludan a las goletas entre cerros y mar , produciendo un dialogo bello entre la cultura del puerto y del mar....seguidos por un lenguaje que entrega las directrices de lo que es la arquitectura urbana de Antofagasta y la arquitectura de mar...entre la solidez que se eleva y lo que parece volar en el horizonte.